Arteterapia

Arteterapia en Oncología

María del Rio Diéguez | Rebeca López Pérez (Rebeca Ponte)

JUNIO 2019 N° 5 Volumen 22

‘Doctora por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Master Universitario en Arteterapia por la UCM, Departamento de
Educación Artística, Plástica y Visual. Facultad de Formación del Profesorado, Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Grupo
de Investigación Cambio Educativo para la justicia Social (GICE)-UAM, Madrid

Artista multidisciplinar. Servicio de Oncología. Complejo Hospitalario Universitario A Coruña, Proyecto Oncofrall “Espacio del paciente

Fecha de recepción: 19 de enero de 2019, Aceptada su publicaci6n: 5 de marzo de 2019,

Dentro del ámbito oncológico, la arteterapía propone un espacio de trabajo dirigido al desarrollo de recursos personales e interpersonales promotores de salud, que puede resultar Útil junto a los que plantean otros dispositivos terapéuticos mas enfocados en el tratamiento del malestar. Dos de los aportes que refiere la literatura son el desarrollo de la creatividad y el acceso a áreas de reflexión y, por tanto, expresivas y comunicativas, eficaces en relaci6n con áreas de la experiencia a las que las personas no pueden poner palabras.

Este articulo avanza en este sentido con la intención de mostrar, con una mayor amplitud y agudeza, el alcance de una vía que arranca poniendo en juego la parte sana de la persona y la dispone hacia la participación de una vivencia de carácter estético, además de expresiva y comunicativa; se dirige a expandir su campo experiencial, a abrirlo a la conexi6n de áreas de experiencia significativas, vitales, universales; y a generar un tejido relacional no excluyente, conformado por experiencias, pero también por objetos en los que pacientes y familiares podrán siempre encontrarse,

Palabras clave
Arteterapia; oncología; cáncer; proyecto Oncofrail.

La actividad artística permite poner en juego áreas de reflexión disponibles cuando la verbal fracasa, incrementando la conciencia vital y facilitando el manejo de emociones difíciles. En ese sentido, el desarrollo de recursos creativos permite ala persona abrir el campo
de posibilidades de comprensión y manejo de situaciones adversas, Incrementando la flexibilidad cognitiva y facilitando su capacidad de adaptación.

Por su parte, la naturaleza simbólica del lenguaje artístico permite salir al encuentro de nuevos significados, perspectivas y formas de relación, resultando útil como vía expresiva y comunicativa, especialmente cuando se trata de áreas de la experiencia difíciles de verbalizar.

Dirección de contacto:

Ambos aspectos, creatividad y capacidad simbólica, han sido considerados clave en el ámbito de la arteterapia por algunos autores (1,2), por ser factores comunes a las actividades psicoterapéuticas. Sin embargo, es necesario encontrar elementos constitutivos suficientemente específicos, configuradores de una estructura disciplinar en la que teoría y practica resulten coherentes, y capaces de servir de referencia a la investigación cuando se pregunta por beneficios, mecanismos desde los que opera o atribución de resultados.

Este articulo parte de la literatura que vincula la arteterapia y la enfermedad oncológica, se enfoca en aspectos relevantes para la intervención, especialmente en la capacidad que presenta el dispositivo arteterapéutico

María del Rio Diéguez. C/ Pozo, 11. 28223 Pozuelo de Alarcón (Madrid), Email: maria. delrio@uam.es

Como citar este articulo:

Del Rio Diéguez M, López Pérez R. Arteterapia en oncología. Metas Enferm jun 2019; 22(5):27-32.

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para trabajar a favor de la integración de las distintas áreas de las que se componen: corporalidad, emoción, pensamiento, relaciones, etc, y finaliza con la exposición de una experiencia arteterapéutica con pacientes oncológicos.

Desde el mismo momento en que se diagnostica, la enfermedad oncológica produce un gran impacto. A partir de ahí, especialmente en algunos tratamientos, cada paciente ha de hacer frente a situaciones cotidianas que no formaban parte de su vida con anterioridad y producen una proliferación de pensamientos y emociones difíciles de tramitar. £1 shock emocional al recibir el diagnóstico suele ya ser un elemento estresor muy importante, que produce un estado emocional intenso, reactivo ala percepción de amenaza, en el que prima la
confusi6n, la negación o la incredulidad. Se genera asi un estado aflictivo en el que están presentes la incertidumbre, la tristeza, la rabia, la angustia, el desamparo, la incomprensión, la desesperanza, la culpabilidad, etc.

La evolución de la enfermedad marca mucho la prevalencia de este estado y, por lo tanto, sus consecuencias psicológicas, pero es importante señalar que a todo lo anterior, en ocasiones, se suman otros miedos de carácter relacional que generan mayor sufrimiento, como el de ser abandonados o evitados socialmente (3,4).

El trabajo con arteterapia toma de la actividad artística su capacidad para trabajar con áreas experienciales difíciles de expresar y, por tanto, de tramitar, que ahonden malestar a la enfermedad (estrés, ansiedad, desesperanza, rabia, etc), dificultan la recuperación e incrementan la percepción de desgaste vital y el sufrimiento. Sin embargo, a menudo los espacios de creación artística provocan cierta desconfianza o sensación de inutilidad, especialmente cuando se trabaja con población adulta. Por un lado, el uso de materiales (pinturas, pastas de modelar, cámaras fotográficas, etc.) puede juzgarse como muy poco sintético con el contexto, y por otro, salvo cuando se incluye dentro
del Ámbito del ocio, la misma actividad puede considerarse infantil, frívola o “poco formal”, ante la gravedad que supone la enfermedad oncológica. Por otra parte, la oferta puede parecer alejada de la demanda que hacen pacientes y familias en relación con el afrontamiento de! proceso de enfermedad, enfocada sobre todo en el control del malestar y en la resolución de problemas.

No obstante, poco a poco, esta dificultad esta dejando paso a la posibilidad de implementación en muchos

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espacios sanitarios. El hecho de estar enmarcada en una relación específicamente terapéutica, estar a cargo de profesionales cualificados y alineada con las necesidades de la persona enferma, hace que en algunos países, como Reino Unido, forme parte del sistema publico de salud, y en otros, como Estados Unidos y Canadá, tenga una implantación significativa.

En general, la intervención arteterapéutica facilita la elaboración de buena parte de los contenidos emocionales difíciles, gracias a una exposición a ellos atenuada por el soporte plástico y por la dimensión estética del producto artístico, pero también porque permite su
expresión, los hace visibles y susceptibles de ser comunicados desde una perspectiva formalmente suavizada, camuflada completamente o incluso oculta, De esta forma, la persona puede encontrar matices o nuevas configuraciones significativas en el dialogo constructivo que se produce, no solo con la obra, sino también a partir de la mirada del otro.

En una revisión de 2010, Wood etal. (5) concluya que se estaba Introduciendo la arteterapia como coadyuvante de los tratamientos oncológicos en todas las fases, y que su implementación era mayor en el caso de los canceres de mama. Identificaba como mecanismo de
mejorar la capacidad del proceso para resignificar el sentido de identidad, lo que permitía una mayor implicación en el manejo de los síntomas y el autocuidado.

También en 2010, Geue et al. (6) hicieron una revisión de estudios centrándose en los beneficios encontrados en relación con la salud mental, especialmente ansiedad y depresión. El análisis arrojaba datos alentadores, pero también señalaba la conveniencia de atender a las
diferencias de género, así como establecer algunos mecanismos de control que permitieran observar sesgos 0 influencias. Archer et al. (7), en 2015, encontraron que algunos de los estudios informaban de mejoras en ansiedad y depresión, calidad de vida, afrontamiento, estrés, ira y estado de animo; otros se referían al desarrollo de formas de comunicación mas saludables junto con cierta restauración del equilibrio psico-
lógico en relación al carácter no verbal del lenguaje artístico, que permitía la expresión de pensamientos y sentimientos difíciles de enunciar; y en general, de un impacto en la salud y en la calidad de vida como totalidad, expresado en términos de bienestar.

La revisi6n mas reciente encontrada es de 2018 (8).
Analiza estudios relevantes publicados entre 2000 y

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2017 en distintos ámbitos de intervención, pero para el ámbito oncológico el mas actual es de 2012. En él se señalan algunos de los principales problemas que persisten en la investigación en arteterapia: tamaños muestrales muy pequeñitos (entre 18 y 111 personas atendidas, en su mayoría tratadas individualmente); formatos de tratamientos con poco recorrido (entre cinco y ocho sesiones); y contextos de intervención
heterogéneos en cuanto ala situación clínica (primeros “episodios”, recidivas 0 incluso paliativos) y en cuanto al tratamiento (radioterapia, quimioterapia, cirugía y todas las variaciones). Esta misma revisión apunta a estudios que utilizaron diferentes formatos metodológicos
(algunos muy específicos, como la “arteterapia basada en mindfulness’) y con referentes de medición también distintos (que abarca: síntomas físicos, recursos de afrontamiento, calidad de vida, depresión, ansiedad y fatiga) con lo que es difícil encontrar elementos especí
ficos. Todo ello presenta evidencias de efectividad atendibles que siguen necesitando de cierto recorrido para adquirir consistencia.

Ante estas dificultades, algunas iniciativas, como la reciente red Cáncer ART-SC/ Network (9), dirigida a documentar evidencias acerca del papel de las practicas artísticas en la prevención, el diagnóstico o la cura del cáncer, que cuenta con un espacio para publicaciones
que relacionan el arte con el tratamiento del cáncer dentro de la revista Leonardo journal(10), esto sin duda es un buen punto de partida.

El área de trabajo que propone el dispositivo arteterapéutico alude a una experiencia cuya utilidad se expresa en términos de integración, consciencia o sentido vital, y es dependiente del lugar que promueve y de naturaleza de la relación que se establece, no de los materia
les o técnicas que se utilizan. El carácter analógico del lenguaje artístico, la dimensión I Única del arte y el hecho de que toda producción artística responde simultáneamente a criterios de realidad y de ficción, amortiguan e| impacto que produce la exposición a la dificultad, que
puede tratarse con menor crudeza. Una vez se ha sorteado la cuestión de! talento, la propuesta demanda poca exigencia ala persona permitiéndole sentir cierta sensación de facilidad, ligereza y sobre todo de “toma de control»; promueve una forma de acción («estar
creando’), que ya vaya orientada a encontrar equilibrio, armonía o confort, hacia la búsqueda de significados, 0 a dejar huella, siempre implica un fuerte compromiso con lo personal; y facilita la aparición de sentimientos

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auto centrados de tono amable (autoaceptación, autoafirmación, autorreconocimiento, autoestima, etc.) que disponen hacia conductas de afrontamiento basadas en el autocuidado.

El lenguaje artístico, esencialmente metafórico, puede ayudar a expresar y elaborar pensamientos y emociones difíciles en relación también con el cuerpo, sede de la experiencia sensible y de la relación de la persona con el mundo (1 1), facilita tomar conciencia de la interrelación de la sintomatología psicológica y física y el emprendimiento de un camino de autoexploración, la mayoría de las veces satisfactorio, que proporcione una percepción mayor de sentido vital. Para este proceso contar con arteterapeutas cualificados es fundamental, las movilizaciones emocionales suelen ser difíciles de sostener y solo si se producen dentro de una relación de confianza y seguridad resulta posible hacerlo.

Wood (12) señala al embodyment, entendido como experiencia (no verbal) de conexión mente-cuerpo, que implica darse cuenta de la vinculación entre sensación, acción y emoción, como elemento fundamental del proceso arteterapéutico en el trabajo con personas que se
encuentran en las diferentes fases del proceso oncológico. Sostiene que el diálogo que se establece entre la persona y los materiales supone un ejercicio de integraclón senso-afecto-cognitiva en el que se pone en juego lo familiar en relación con lo nuevo (creatividad), ala vez
que implica un “estar haciendo-significando” que da lugar aun proceso de simbolización que aporta sentido, coherencia © continuidad en relación con el ser de la persona. En las distintas fases de la enfermedad, la intervención arteterapéutica, gracias a ese componente encarnado del proceso, facilita el manejo de emociones difíciles: promueve vías de autoexploración que integran lo corporal, proporciona nuevos caminos para el reconocimiento y la expresión emocional y permite un acercamiento no intrusivo al malestar, de forma que algo de él sea comprendido y atendido, aportando con ello cierto alivio. En este sentido, resulta también especialmente significativo el potencial que presenta la actividad artística como regulador emocional en los casos de recidiva y paliativos.

Coexistente con esta dinámica de movilización, la dimensión lúdica y estética de la actividad artística permite ala persona encontrar momentos de bienestar, de calma, dentro de la situación de malestar, que consiguen amortiguar o rebajar e| estado de tensión, de angustia, que suelen impregnar el tono emocional durante las recibidas. Cuando se trata de pacientes que reciben cuidados paliativos (1 1), el trabajo se orienta hacia hacer patente el sentido de la vida y la dimensión transcendente del trabajo artístico permite conectar a la persona con lo que es, focalizarse en la experiencia tal como se produce,
aquí y ahora, y encontrar momentos que puedan ser vividos como algo significativo. De esta forma adquiere densidad la propia existencia y puede, a su vez, sentirse como parte de la de los otros, permitiendo una forma vincular de carácter mas intemporal y, por tanto, mas estable, mas allá de la frontera de lo explícitamente corporal.

En relación a las diferentes fases de la enfermedad, e incremento de malestar físico que se produce durante el tratamiento suele derivar en un estado de reactividad emocional significativa que afecta a la propia percepción del malestar, generándose un extra de sufrimiento cuya duración e intensidad varían dependiendo de qué se trate: cirugía, quimioterapia o radioterapia. Si bien cualquiera de ellos resulta altamente desestabilizador desde el punto de vista emocional, la cirugía trae consigo el miedo alas consecuencias: al posible dolor, a la mutilación o incluso a la muerte. Dice Pain (13) que “en toda actividad creativa se procura centrar la actividad en un ahora pleno, momentáneamente desligado de sus causas y consecuencias”, esto tiene especial relevancia desde la perspectiva del trabajo con materiales plásticos en estas situaciones, ya que implican estar centrados en el momento presente a través de una corporalidad sensorial Ineludible, sobre la cual pueden aparecer pensamientos y emociones de contenido netamente vital y sobre todo manejable, alejadas de rumiaciones y anticipaciones ansiosas.

Este foco en el presente es, además, una efectiva via para el establecimiento de continuidad vital tanto como para servir de punto de partida hacia nuevos proyectos.
Cassademunt (14) afirma que “el proceso creativo es una herramienta de conocimiento y autoconocimiento que nos coloca continuamente sobre la pista de nuestro propio rastro, de nuestra relación con nosotros mismos y con el mundo’, y se refiere a la producción artística como a una “imagen emergente” que permite un trabajo de creación vinculado al momento presente, que provee de un ambiente sensorial y afectivo radicado sobre el papel, desde el que es posible acometer un proceso de resignificación de la vivencia, capaz de dar lugar a un nuevo recorrido.

Podría decirse que el principal objetivo de las intervenciones arteterapéuticas en pacientes con procesos oncológicos es promover el desarrollo de recursos que equilibren de alguna forma lo que se ha vivido como pérdida y permitan a la persona auto sostenerse en esa vivencia, adaptarse al cambio, al debilitamiento de las fortalezas emocionales o la incertidumbre derivados de
la propia enfermedad (3).

La actividad artística aquí permite abrir la experiencia a ámbitos no permeados por la enfermedad, lo que la libera del sesgo emocional producido por los pensamientos que esta procura, promoviendo el acceso a un plano afectivo diferente, en el que es posible un nivel
mayor de introspección, autocontrol, prospección, memoria y empatía. A partir de los materiales se da cauce a una expresión de contenidos mentales (sensaciones, emociones, evocaciones, recuerdos, anhelos, etc) fuera de los limites de lo verbal (7); un nuevo lenguaje que ofrece al pensamiento formas de comprensión distintas de las provenientes del razonamiento lógico, a menudo mas acordes ala experiencia concreta,
lo que facilita su comprensión y manejo. Las imágenes hacen presentes estados mentales para los cuales no hay palabras; son “imágenes personificadas” (15) que traen a quien las crea nuevas formas de percibirse, de contarse y de relacionarse con el entorno, promoviendo
vías de conexión entre emoción y acción; desplegando una narrativa vital mas directa, accesible y tolerable.

La experiencia de talleres de arteterapia con pacientes de oncología muestra que, durante la sesión, y aun cuando la persona esté trabajando con contenidos dolorosos, se produce una bajada de la activación fisiológica en relación con el proceso de producción artística
(que se verbaliza como relajación, calma, evasión), junto con una valencia de predominio agradable (que se verbaliza como disfrute, evocación de momentos placenteros y anticipación de situaciones confortables: “lo que le va gustar a mi hija”, “lo voy a poner en la mesita’,
“se lo voy a regalar a mi madre”, etc.). Ambos parámetros se observan corporalmente con claridad, aparecen menos zonas de contracción, un rostro mas distendido y aumentan los periodos de sonrisa y risa franca.

Dentro del Proyecto Oncofrail, en el Espacio del Paciente de la 9? planta de Oncología del Complejo Hospitalario Universitario A Coruña, se lleva a cabo un taller semanal denominado “Arte, Emoción y Cuidados” (Imagen 1) basado en la metodología arteterapéutica, a
cargo de Rebeca López Pérez (Rebeca Ponte) y bajo la supervisión de los Drs. Barón y Pazos. Tras un año de trabajo a pie de cama, en caso de pacientes en fase de paliativos, se han constatado beneficios en distintos sentidos.

– Al poner en juego de nuevo la capacidad creadora emerge un área no comprometida por la enfermedad que permite a la persona sentirse viva, sonreír, llorar, emocionarse con lo propio y, al finalizar, poder hablar de la experiencia como tal.

– La disposición hacia la creaci6n artística permite ala persona dirigirse intencionadamente hacia una parte de si que aporta armonía, belleza, equilibrio e incrementa la sensación de autorregulación, Es habitual escuchar palabras que aluden a la calma, a la relajación o a sentirse en paz, tales como: “Cuando creo me siento realizado como ser humano, participar en esto me da paz”, “me siento muy relajada’, “es muy relajante”, “siento paz». Frases que a veces son incorporadas como parte de la producción y que son pronunciadas tanto por pacientes como por familiares.

– El espacio imaginario al que convoca el arte se convierte en un espacio real que saca ala persona de su habitación, donde a menudo se encuentra en una especie de “clausura monacal”: instaurando un lugar, permeable a lo relacional, que le permite abandonar la sensaci6n de aislamiento a favor de la conexi6n.

– La gran capacidad del arte para la empatía, para la transmisión de contenidos emocionales universales, permite el desarrollo de un tejido relacional, configurado desde el! sufrimiento, pero también desde la sensibilidad, la amabilidad, el cuidado, la alegría, e amor, etc. Una red que conecta a pacientes y familiares, generando dialogo y solidaridad, y haciendo posible integrar mejor aspectos dolorosos.

– Las producciones artísticas introducen áreas interpersonales compartidas distintas de las que trae consigo la enfermedad, incluyendo las vinculadas al Imagen 1. Espacio de Taller arte, ala capacidad artística o a la propia experiencia creativa. De esta forma se produce una forma de comunicaci6n socialmente significativa, que permite a la persona sentirse valiosa, digna, parte de un grupo humano dentro del cual puede sentirse acogida.

– Por ultimo, la creación abre a la posibilidad de dejar un legado, una palabra usada repetidamente, sobre todo por pacientes que están en la fase final de su enfermedad.

A partir de una puesta en escena sencilla (imagen 2), que no busca llegar a encontrar explicaciones sino Únicamente propone un encuentro humano significativo, el espacio de arteterapia da lugar a la aparición de un área de intimidad donde asentarse la parte sana de la
persona; aquella capaz de expresar incluso lo inefable (Imagen 3), transmitir, traer a ese encuentro lo valioso de la autenticidad, allegarse al momento de plenitud al que convoca la vivencia estética (Imagen 4).

La posibilidad de acercarse a la propia vida tal y como es vivida en ese momento, permite la conexión de la persona con áreas de experiencia significativas que de Imagen 2. Setting apie de cama ( la q

© Cedida por las autoras

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Imagen 4. Armonia, color

Imagen 5. Emocionalidad

otra forma resultan demasiado dolorosas (Imagen 5), y estar con ellas a partir de su condición vital, universal: de esta forma le es posible también ofrecerlas al otro para que pueda acogerlas y renovar el tejido relacional, generando un espacio plural, no saturado por la experiencia de enfermedad, sino apto para la afectividad genuina, para el cuidado, la compasi6n, el amor; pero sobre todo para el advenimiento de experiencias y objetos en los que pacientes y familiares podrán siempre encontrarse.

Aun cuando es difícil encontrar evidencias conclusivas acerca de los beneficios de la arteterapia en el Ámbito oncológico, todo apunta a que el dispositivo que esta ofrece, basado en la generación de un espacio centrado en el presente, fijado al cuerpo a través de los materia-
les y sostenido por una relación interpersonal significativa, resulta potencialmente transformador y, sobre todo, integrador de dimensiones experienciales que pueden aparecer bloqueadas o inhibidas, lo que facilita la percepción de continuidad del curso vital y la constancia del ser.

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Si quieres ampliar mas informacion sobre este articulo, consulta: Introduce estos términos: encuentr

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Arteterapla; oncologia; proyecto Oncofrail, actividades psicoterapéuticas.

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